jueves, 10 de enero de 2008

¿Celebrastes tu re-cumpleaños?


ENERO 9

¡Feliz re–cumpleaños a ti!


Lectura bíblica: Romanos 8:1–4, 11
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Romanos 8:2


Minutos después de que cortaron el cordón umbilical, se miran a los ojos. Los jóvenes esposos no pueden creer que en sus brazos y alzando sus ojitos para verlos tienen un bebito chiquitito, su primer hijito. Nunca han visto algo tan hermoso… tan perfecto… tan maravilloso. Y no recuerdan ninguna otra ocasión en que se hayan sentido más felices.
Durante nueve meses estos nuevos padres soñaron con el nacimiento de su hijo. Ahora contemplan esa cosita chiquita y anticipan verla crecer. Al arropar con cariño al indefenso montoncito de vida, sus ojos se llenan de lágrimas de felicidad. Sus esperanzas están cifradas en un futuro brillante.
Después su muchachito crece y dibuja todo el piso de la sala con un marcador de felpa con tinta indeleble. Y los padres están seguros de que su felicidad ha terminado. En realidad no es así. El tema no es que alguno tenga un final infeliz, sino que cada uno tiene un comienzo feliz.
Pocas cosas en la vida son tan maravillosas como llegar a ser mamá o papá. Pero hay un momento que es aún más feliz.
Hmmm… ¿adivinas cuál es?
No fue el día que por fin ibas al baño solito. No es el día cuando aprendiste a andar en bicicleta. Ni siquiera será el día cuando obtengas tu permiso para manejar.
No hay modo de describir la felicidad que hubo el día de nuestro re–nacimiento, el día que confiamos en Jesucristo como nuestro Salvador y Señor (puedes leer Juan 3:1–21 para ver cómo describe Jesús el proceso de re–nacimiento).
Así como los padres esperan llenos de cariño y anticipación el nacimiento de un hijo, Dios esperó ansiosamente nuestro re–nacimiento. El Espíritu Santo sembró la semilla del amor de Dios en nuestro corazón. Esperó que llegara el día cuando creeríamos en Cristo. Y luego sucedió algo increíble, algo que leímos en el pasaje bíblico de hoy. Cuando confiamos en Cristo, el Espíritu de Dios entró en nuestra vida para libertarnos del pecado y ayudarnos a desarrollarnos como hijos de Dios.
El día que aceptamos a Jesús le causó un gozo inmenso a Dios y a nuestros seres queridos. Sí, todos tenemos cumpleaños, y eso es grandioso. Pero nuestro re–cumpleaños es aún más grandioso. Si tú lo tienes, ¡festéjalo! Si todavía no has confiado en Jesús como tu Salvador, habla con tu mamá y papá acerca de lo que eso significa.

PARA DIALOGAR:
Si los padres se emocionan cuando nacen sus hijos, ¿cómo crees que se siente Dios cuando una de sus criaturas acepta su salvación y nace de nuevo?

PARA ORAR: Señor, gracias por la obra del Espíritu Santo que nos lleva a Cristo y que nos ayuda a ir creciendo como cristianos.

PARA HACER: Hagan planes como familia para festejar sus re–cumpleaños.


McDowell, Josh. Johnson, Kevin: Devocionales Para La Familia : McDowell, Josh. El Paso, Texas, EE. UU. de A. : Editorial Mundo Hispano, 2005, S. 9 de enero

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