El llamado de Dios
Quiero compartir parte de un articulo que escribio James E. Giles, sobre el llamado de Dios, esperando que sea de ayuda para los que estan sintiendo el llamado.
En algunas denominaciones el escoger el ministerio es una decisión racional que se basa en varias consideraciones de parte del candidato. Pero en muchas otras denominaciones hay un énfasis fuerte en la convicción firme de que uno ha sido llamado por Dios. Este llamamiento se exige para evitar frustraciones que se puedan presentar en dicho llamado. Ojala que cada uno tenga una convicción semejante a la experiencia de Pablo y Bernabé, cuando el Espíritu Santo dijo: "Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado" (Hch. 13:2).
Algunos experimentan el llamado al ministerio por medio de un deseo profundo de servir al Señor; otros resisten el llamado por mucho tiempo para estar seguro de él y después se rinden a la presión que viene de Dios. Tal vez no sea necesario resistir el llamado de Dios y solo obedecer como en el caso de Isaáis, que se ofrecio para responder al llamado de Dios a llevar el mensaje de Dios a su pueblo.
Los componentes del llamado de Dios
El doctor A.T. Bequer recalca "Es imposible realizar la tarea del ministerio si no hemos sentido el llamamiento de lo Alto". En el curso de la historia Dios llama a cada uno para ser su vocero en el mundo donde uno está viviendo o para llevar las Buenas Nuevas a otros sectores del mundo. El llamado de Dios puede llegar a uno en forma de una voz audible, como en el caso de muchos de los personajes bíblicos. O puede venir en forma de una convicción interna que persiste a través de un tiempo extenso. Puede ser por medio de una consideración de las necesidades del mundo de hoy. No es posible establecer criterios para que Dios llame en cierta forma, porque Dios es soberano y no podemos dictarle a él cómo ha de llamar a otro. Pero cada uno tiene que escuchar la voz de Dios, según su propia comprensión de ella, y responderle con convicción. Cada persona debe tener una convicción de que Dios le ha llamado. El doctor Brow dijo: "La persona que tiene paz en su alma en relación con su llamamiento, sabe que es un hecho bíblico e historico. Sabe que Dios lo ha llamado". Cada cual debe tener dentro de su corazón esa llama ardiendo de la que habla Pablo cuando dijo: "Hay de mi si no anunciare el evangelio" (1Co. 9:16).
Los elementos inconcientes en el llamado
José María Martinez declara: "La persona que se cree llamada por Dios para servirle debe examinar con la mayor objetividad posible los motivos que le impelen al ministerio". Algunas personas se ofenden si uno menciona la posibilidad de que hay elementos y motivaciones inconcientes que entran en juego en el llamado. La psicología nos enseña que hay motivaciones conscientes e inconscientes en nuestro comportamiento. Podemos estar conscientes de parte de nuestra motivación, que puede ser un sentido de gran necesidad espiritual de entre un grupo, o un interes especial en cierta clase de trabajo o con cierto grupo de personas. La motivación puede brotar de una ambición de viajar a sectores distintos. Pero juntamente con estos factores conscientes habrá muchos otros de los cuales no nos damos cuenta. Por ejemplo, algunas personas se dan cuenta, después de un tiempo en el ministerio, cuando han tenido mucha oportunidad de reflexionar sobre sus motivaciones y han recibido ayuda de otras personas más sabias que ellas, que su llamado al ministerio responde a una necesidad inconsciente de ser aceptadas por otras personas. Descubren que en el ministerio cristiano hay una mayor oportunidad de experimentar esta aceptación. Otros descubren que están en el ministerio porque esta vocación les ofrece la oprtunidad de ser estrellas o actores. Otros predican para expiar una culpa que tienen por una compulsión que sienten de parte de uno de los padres o familiares.
Hay personas que luego de reflexionar sobre su pasado descubren que entraron en el ministerio para agradar a uno o los dos de sus padres. La influencia de los valores de los padres ejerce una fuerza bastante poderosa sobre cada uno de nosotros.
Uno de los problemas más comunes de los seres humanos es el del sentido de aislamiento, el sentirse solos. Cuando uno está en las actividades de la iglesia, con todo el movimiento de los programas, piensa que sería imposible sentirse solo. Por eso, muchos son atraidos al ministerio, porque piensan que van a solucionar este problema. Pero después de estar en el ministerio, descubren que el sentido de aislamiento es uno de los problemas más grandes de los ministros y otros lideres religiosos. Descubren que por la naturaleza de sus responsabilidades muchos obreros ponen distancia entre ellos y el grupo al que ministran.
Lo que ahora nos conviene es pasar un tiempo tratando de analizar nuestra motivación inconsciente. ¿Que debemos hacer si descubrimos que hay motivaciones no tan altruistas como habiamos pensado? Cuanto más podamos sacar del inconciente los motivos, y apoderarnos de ellos en forma consciente, haciendo que las áreas de nuestra vida que anteriormente eran infructuosas lleguen a ser útiles, tanto más efectivo seremos en el ministerio.